viernes, 4 de abril de 2025

Dibujo

Te miro, y aunque pasan los años, sigo viendo al hombre amante de la historia y de la vida, que me enamoró.

Te miro, y veo a aquel chico nervioso que me esperaba tras la puerta en la terminal de pasajeros.

Te miro, y siento a aquel que desde entonces enlaza su mano junto a la mía, me abraza con la mirada y me besa con sus palabras.


Te conocí un mes de abril

y desde entonces,

mientras el tiempo avanza,

esbozo una mano que te espera,

trazo unos labios que te anhelan,

pinto la piel erizada

y el pelo alborotado.

Y te dibujo a ti amor,

que me besas y me abrazas.


Para mi Ángel






martes, 4 de marzo de 2025

Espuma

Cuando nuestra vida es confortable, normalmente queremos seguir como estamos, sin variaciones, aunque puede que hasta se nos olvide ser felices por el exceso de confort. Pero a veces necesitamos una pausa, una pequeña parada, una vuelta para analizar la dirección hacia la que nos dirigimos, y otras, precisamos de una metamorfosis completa, porque la vida no siempre es un camino lleno de amapolas.

 

Me dices que te cuente cómo va mi vida y si al final he alcanzado la felicidad... Los cambios en ocasiones son necesarios, y yo tras tocar fondo, lo necesitaba. Ya no soy aquél urbanita del que guardas memoria. Ahora vivo en una casita pequeña con lo imprescindible y casi aislada en todos los sentidos. No tengo tele, pero me acompaña la radio mientras estoy en casa, y ahora se que se puede vivir sin redes sociales. Viajo mucho, casi siempre dentro de mi cabeza y ahora escribo todos los días. A veces también pongo música a todo trapo, pues no tengo vecinos a los que importunar y eso mola. Además me paso el día caminando, sendero arriba y sendero abajo. No lo hago por nada en especial y tampoco me acompaña nadie generalmente, salvo mi perro Escoti, que ya sé que tiene nombre de marca de papel higiénico, pero a él no parece importarle. Es muy vivaz y alegre, y en lo que yo camino tres metros, él ha dado veinte vueltas y me hace sonreír. No hay nada mejor que sentirse joven.


He descubierto que me gusta ver amanecer y atardecer sentado sobre una roca. Escuchar los sonidos del campo, del bosque que llega hasta aquí cerca, y de la playa que me queda a media hora de caminata. Ésta última en invierno, tiene un no sé qué de intimidad y de soledad buscada, que me ilusiona. Supongo que me atraen los sonidos que la acompañan, la música de los guijarros rodando empujados por las olas, los gritos de las gaviotas y el viento que sopla a menudo.


Y me preguntas si soy feliz, pues diría que la armonía y la paz interior me llegan a ratos, y aunque también a ratos languidezco, creo que eso, amigo mío, es tocar la felicidad con la punta de los dedos, como la espuma sobre la cresta de la ola, que tiene su instante de esplendor.

martes, 4 de febrero de 2025

En las nubes

Qué prodigio supone volar, y el caso es que ya nos parece algo habitual, tanto como subirnos al coche y conducir, y esto último no deja de ser otra maravilla, o escribir este blog y plantarle mis ilustraciones, y que las pueda ver cualquier persona en el mundo aunque no me conozca de nada... A veces se me va la cabeza pensando en los avances de la ciencia.

Las observo por la ventanilla del avión y reconozco que es una posición privilegiada. Pocas veces podemos verlas así, sólo cuando las sobrevolamos o cuando subimos a un pico tan alto que podemos admirar cómo se extienden a nuestros pies, algodonosas, ingrávidas e impacibles y siempre en continua regeneración ante el paso del tiempo, flotando mientras el mundo gira bajo sus pies.


Todas son distintas, no hay ninguna que repita forma o color. Las hay rosas, grises, nacaradas, azules, verdosas, amarillentas y hasta violetas y rojizas.

Disfruto identificando figuras conocidas entre sus formas y sonrío pues me siento a gusto reconociéndolas aquí y allá, como si fuera una niña. Son todo un pasatiempo para quien sabe apreciarlo. Seguro que a más de uno le parecerá una pérdida de tiempo. En fin, cada uno es como es.

-Uf, la de saltos que está dando el avión, aunque por la forma de las nubes no parece que haya viento.-

De pronto abre los ojos de golpe, mientras una mano la zarandea para espabilarla, pues se había quedado dormida sobre la arena.


Y es que la playa tiene ese punto que te adormece, al aliarse el calor del sol, la calidez de la arena y el ronroneo del mar.

-Menos mal que me puse bastante protector solar, porque llevo un rato tiesa y en las nubes-.




sábado, 4 de enero de 2025

PERPLEJA

Que tengamos un saludable 2025 y que los Reyes Magos logren sorprenderte.

Sonó la primera campanada y como si de un ataque de locura general se tratase, todos empezaron a zamparse las uvas porque el reloj no da tregua. Unos se llenaban los carrillos a reventar, otros se las tragaban casi enteras o masticaban tan rápido como sus mandíbulas se lo permitían, alguno, tras engullir unas pocas desistían ante la imposibilidad de terminar el reto a tiempo, y yo me puse a pelarlas y comerlas a mi ritmo y no al de las campanadas como hago siempre. Y casi en un parpadeo, y la mayoría aún con las uvas en la tráquea, resultó que ya habíamos dado un saltito hacia el 2025. Fue entonces cuando se desató de nuevo otra histeria colectiva, esta vez entre pitidos de trompetillas de papel, serpentinas, sombreritos, antifaces, besos y apretones, para desear un feliz año. 

Cada fin de año se repite el acontecimiento con alguna pequeña variante, y en cada ocasión permanezco perpleja, observando todo desde fuera, y sin terminar de asimilar que según nuestra cultura hemos entrado en un nuevo ciclo de doce meses, y que como en un largo embarazo, los viviremos llenos de esperanzas, sorpresas, conmociones e inquietudes.


Y como dice Manuel Vicent en su columna de El País para el Año Nuevo y que aconsejo leer, “...que la costumbre no te someta a una vida anodina. (y) Que te pasen cosas distintas, como cuando uno era niño.”

Un fuerte abrazo