martes, 4 de julio de 2023

Buceando

Nadar es un placer que disfrutamos desde que nos engendran, y flotamos en el vientre de nuestra madre aunque no somos conscientes de ello. Bajo esa circunstancia, supongo que es lo que se acerca más a sentirnos como un pez, a falta de disponer de branquias, que ya sería la “re-pera”. También sumergir la cabeza bajo el agua es una delicia y algo parecido sentimos cuando la metemos bajo la ducha, quizá porque nos recuerda esos inicios “flotosos” en el líquido amniótico, y es que hay muchas formas de bucear.


Llevaba varios días buceando a bastante profundidad en uno de sus correos electrónicos, que le agobiaba con un aviso de “estoy lleno”, “estoy lleno”.

Siempre andaba corriendo, y ahora encima esto que lo sacaba de quicio, pero no podía hacer nada al respecto, era aceptar lo inevitable o pagar para obtener más gigas y sólo por amor propio, no estaba dispuesto a hacerlo.

Empezó la tarea maldiciendo su suerte y renegando, pues no le apetecía nada tener que revisar aquella lista interminable de e-mails, pero no podía borrarlos y ya está. Para su sorpresa, descubrió, que muchos de los mensajes que leía no le aportaban nada, pues no mantenían ningún hilo de contacto con su realidad, y pensó que la vida era eso, días, meses y años que van pasando en un pase continuo de fotogramas.

Otros mail sin embargo, uf, valían la pena el tiempo que les estaba dedicando. De manera que lo que comenzó de manera tediosa, pasó a ser un rato de relax diario que debía de reconocer, le estaba gustando.

Así que se remontó sin pretenderlo, años atrás en un viaje en el tiempo a lugares olvidados, a cartas de seres queridos, muy queridos y también de otros que nunca llegaron a serlo. También a mensajes de los primeros trabajos, y a fotos y vídeos de los que ya no guardaba memoria alguna.

Este ejercicio de dedicación diaria le estaba cambiando hasta el carácter. Sonreía más y empezó a tomarse su tiempo para según qué cosas. A fin de cuentas, todo tiene la importancia que queramos darle y lo que para unos es imprescindible para otros no lo es tanto.

Se descubrió recordando cómo siendo muy jovencito, hacía cálculos sobre los años que le quedaban por delante para llegar a COU, luego para terminar la carrera de cinco años, si sacaba todas las asignaturas sin repetir ninguna... toda una vida programada. Cuando empezó a trabajar, también hacía cuentas de los años que necesitaría para subir de escalafón, y luego cumplidas las metas, los que le faltaban para jubilarse. Había tenido suerte, ahora todo era más difícil para los que venían detrás.

Él era así, -pensó- todo control, y le complacía. Eso no iba a cambiar, pero había descubierto algo positivo, podía ver los problemas desde otro ángulo y disfrutar de los buenos ratos como ahora, algo que antes no se hubiera planteado en su afán de aprovechar hasta el último segundo. Era verano y este año le tocaba trabajar sin vacaciones estivales. Eso podía amargar a cualquiera, pero eso ya no iba a pasar. Ahora estaba en el descanso, y lo aprovecharía, así que siguió tumbado bajo el árbol en el parque, con la tablet al lado, buceando entre sus pensamientos mientras miraba al cielo, y veía  pasar una nube despistada que como él, se dejaba llevar.