lunes, 4 de diciembre de 2023

Navidad 2023_24

 

Llevo años adquiriendo o realizando, con los objetos más dispares, pequeños adornos navideños como recuerdo de los lugares que visito. En ocasiones no han sido diseñados para este fin, pero yo les pego una cinta y así los transformo para poder colgarlos del árbol de Navidad. Al llenar el árbol de vivencias, lo miro con otros ojos. Y es que cada pequeño detalle tiene su propia historia.

Parece que todo sigue igual pero todo cambia.

¿No te da la sensación de que cada Navidad es igual? Celebramos lo mismo año tras año. Visitamos y vemos a los mismos amigos, vecinos, familia o conocidos, salvo en contadas excepciones en que añadimos un miembro nuevo a nuestro entorno. Usamos los mismos adornos e incluso algunas personas los colocan en el mismo lugar que lo hicieron las pasadas fiestas...


Pero también esta celebración es distinta al mismo tiempo, y me ratifico, porque también todo cambia en la monotonía del festejo, así notamos la ausencia de caras conocidas y amadas de quienes están ausentes. Y nos damos cuenta de lo grande que están los nietos o los sobrinos y somos conscientes de que los hijos han dejado atrás la inocencia. Y al mirarnos al espejo de la memoria, pese a todo nuestro esfuerzo, no podemos vernos como la Noche Buena pasada, porque tras un año de vivencias, y aunque intentemos negarlo, ya no somos los mismos de ayer.

Sin embargo, y por otro lado, los pueblos siguen con sus guerras, se mata sin compasión, se pelea por asuntos ridículos, algunos codician lo ajeno y lo quieren tener a la fuerza, sienten envidia, mienten y ponen la zancadilla... pero; y hay que decirlo con mayúsculas... PERO el ser humano también tiene un lado antagónico. Es así, somos así... y somos muchos más los que amamos sin condicionantes, muchos más los que perdonan para seguir adelante, muchos más los que quieren el progreso, muchos más los que ofrecen ayuda sin esperar nada a cambio, los que respetan y sienten empatía por el prójimo.

No debemos permitir que nos hagan pensar lo contrario, pero tampoco debemos olvidar los errores o el daño causado, pues así podremos evitar que se repitan las injusticias. Y es que recordar es bueno, aunque no siempre sea agradable, porque nos hace más fuertes y nos pone los pies rozando el suelo. 


Si existe un lugar en el tiempo en el que prácticamente todas las razas, credos y países se reúnen para celebrar comidas con sus congéneres o para despedir el año, es el de estas fiestas. También es el momento de proclamar infinidad de deseos, y yo no voy a ser menos, de manera, que cuando veamos sobretodo la ilusión en la cara de los niños o de los que no son tan pequeños pero viven con sorpresa cada minuto... ojalá que nuestra alma pueda ponerse de puntillas para casi flotar, quedando suspendida en el aire, aleteando como los pajarillos que están aprendiendo a volar, y lleguemos a alcanzar ese cosquilleo maravilloso que produce la fascinación. Y ojalá que también nos ilumine la paz, como hacen las estrellas, que como chispitas de colores llenan la cúpula estelar.

Y es que cada momento vivido ni es, ni será nunca igual y en nuestra mano está el poder mirarlo con una sonrisa, con amor e ilusión y con empatía, que debería de ser la Reina Maga de estas navidades.

Felices fiestas a todo el mundo mundial.