Me dices que te cuente cómo va mi vida y si al final he alcanzado la felicidad... Los cambios en ocasiones son necesarios, y yo tras tocar fondo, lo necesitaba. Ya no soy aquél urbanita del que guardas memoria. Ahora vivo en una casita pequeña con lo imprescindible y casi aislada en todos los sentidos. No tengo tele, pero me acompaña la radio mientras estoy en casa, y ahora se que se puede vivir sin redes sociales. Viajo mucho, casi siempre dentro de mi cabeza y ahora escribo todos los días. A veces también pongo música a todo trapo, pues no tengo vecinos a los que importunar y eso mola. Además me paso el día caminando, sendero arriba y sendero abajo. No lo hago por nada en especial y tampoco me acompaña nadie generalmente, salvo mi perro Escoti, que ya sé que tiene nombre de marca de papel higiénico, pero a él no parece importarle. Es muy vivaz y alegre, y en lo que yo camino tres metros, él ha dado veinte vueltas y me hace sonreír. No hay nada mejor que sentirse joven.
He descubierto que me gusta ver amanecer y atardecer sentado sobre una roca. Escuchar los sonidos del campo, del bosque que llega hasta aquí cerca, y de la playa que me queda a media hora de caminata. Ésta última en invierno, tiene un no sé qué de intimidad y de soledad buscada, que me ilusiona. Supongo que me atraen los sonidos que la acompañan, la música de los guijarros rodando empujados por las olas, los gritos de las gaviotas y el viento que sopla a menudo.
Y me preguntas si soy feliz, pues diría que la armonía y la paz interior me llegan a ratos, y aunque también a ratos languidezco, creo que eso, amigo mío, es tocar la felicidad con la punta de los dedos, como la espuma sobre la cresta de la ola, que tiene su instante de esplendor.
Es muy relajante el texto, Flor, consigues uno de esos instantes de felicidad. Enhorabuena!!!
ResponderEliminarGracias. Vivimos tan pendientes de lo que nos rodea, que se nos olvida, que en las cosas o las vivencias más sencillas se encuentra la felicidad. Un abrazo 🤗
EliminarComo siempre, mi querida Floren, cuánta razón tienes. El tiempo pasa de forma inexorable y, llegados a cierta edad, es cuando empezamos a valorar más las cosas simples que nos rodean en lo cotidiano. Ni qué decir de tus fotos e ilustraciones 😍😍
ResponderEliminarA veces nos preocupamos tanto por sentirnos satisfechos, que vemos sin ver, y no somos capaces de disfrutar del momento. Gracias amiga Montse como siempre por seguirme. Un abrazo 🤗
EliminarA veces solo nos damos cuenta de la felicidad cuando la hemos perdido. Yo trato firmemente de que sea asi. Gracias por el, como siempre, bonito relato. Pablo
ResponderEliminarGracias Pablo. Creo que si nos agarramos a los pequeños momentos hermosos, vemos la vida, y las personas a las que queremos, de otra manera y disfrutamos mejor de la vida que compartimos. Besoos
EliminarMuy bonito Floren, un bálsamo reconfortante en estos tiempos convulsos para tanta gente. Yo me siento afortunada de poder compartir el sentimiento de vivir y formar parte de la maravillosa naturaleza que nos rodea...en mi pequeño paraíso del norte. Gracias poetisa!
ResponderEliminarGracias a ti. Cada uno tiene su pequeño paraíso donde quiera que esté si sabe apreciarlo . Tú, como bien dices, eres afortunada porque en verdad vives en un lugar precioso rodeada de naturaleza. Un fuerte abrazo 🤗
ResponderEliminarPues, sí, ...!haces pensar!...¡Saludos, joven!..María y Suso...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo amigos viajeros.🤗😘
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