En junio todo va tomando otros matices que nos guían como roces cálidos, como los rayos de luz que se cuelan entre las ramas de los árboles, y nos muestran la senda dentro del bosque aún húmedo. Esa cálida sensación, genera este poema como un guiño hacia el verano.
Despertar.
Amanece el día de cielo violeta,
y la frescura se posa sobre la hierba
como besos inseguros.
Tierra.
Sentado frente a la soledad del campo
pasa la mano sobre el muslo
en un intento por asir la mano de ella.
Vacío.
El sol pasea silencioso por el cielo,
el canto de los canarios compite con la calma
y corre la brisa entre las hojas.
Alerta.
Se quejan las ramas monte abajo,
y en pie otea entre los árboles
que se mueven serenos y susurran.
Hambre.
El anhelo aletea entre el estómago y el alma,
la sombra de un perro se acerca
y tras él llega ella con la merienda.
Plenitud.
Comen y ríen acogidos por el bosque,
y olvidadas las ansias
sacian sus apetitos que no son pocos.
Muy bonita. Esperando más para seguir leyendo 😃
ResponderEliminarHola. Muchas gracias. Seguiremos en ello. Saludos
EliminarFloren haces de todo y todo bien. Un aplauso!!
ResponderEliminarBueno, tampoco tanto... Jajajaja. Me gusta mucho la poesía y es lo que empecé escribiendo
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