No me gusta que el viento me revuelva los pelos, que me los enrede y deje nudos donde antes no había. Y la primavera tiene eso, el viento que enrolla, la lluvia inesperada, el sol que quema a rabiar, y un mundo cambiante que te arrolla y jamás se detiene. Pero es hermosa en su plenitud y por eso se lo perdonamos todo.
Disimulona,
y dando rodeos,
se enreda entre mis sugerentes canas.
Y como una maraña,
se aturullan los brotes nuevos.
Como una maraña,
el liquen repta por rocas y troncos.
Y como una maraña,
hojas y flores lo tapizan todo.
Desde el suelo hasta la copa de los árboles,
la estación provocadora revienta de color.
Las aves trinan desatadas,
los animales se revuelven en apasionado frenesí.
Y los corazones...
se turban en la telaraña del deseo,
porque la primavera ya está aquí.