La casa a media mañana se convertía
en un horno habitable sólo al atardecer, de manera que los hermanos
se pasaban el día por los alrededores. Donde únicamente se podía
respirar y estar medio a gusto era bajo el gran castaño, que a estas
alturas de la estación seca, ofrecía una hermosa copa llena de
hojas y tallitos con capullos a punto de abrir, o en la charca con
las ranas que no era muy profunda, pero allí los dos hermanos habían
aprendido a flotar.
El calor era tan pesado que daba la
sensación de que podían derretirse los relojes y el mundo era tan
naranja que irritaba la vista. Los reflejos plateados que producía
la superficie del tejado de planchas metálicas, junto a la
superficie de la poza hacían que el conjunto pareciese de otro
planeta, uno fantástico donde todo espejeaba. Lo peor era la ropa
que se pegaba al cuerpo como si fuera una segunda piel, pero en lugar
de flexible y suave, resultaba acartonada y molesta. Así y todo se
podía soñar, y en aquel momento era un astronauta caminando con
dificultad por marte y soportando el enloquecedor calor rojo... pero
el encantamiento duró poco pues su hermano se le acercó
canturreando.
El sofoco aplastante no impedía que
desde hacía un par de días en cuanto se despertaban los pájaros,
se oyeran los cánticos del más pequeño, que ensayaba a pleno
pulmón sus propias canciones, pues quería ser cantautor tras haber
escuchado a uno por la radio. Su hermano pensaba irritado que la
semana pasada le ilusionaba ser bombero y la anterior conductor de
camiones, pero no decía nada pues sabía que pondría más empeño
con el griterío si eso acaso era posible. Reconocía que no lo hacía
mal del todo, pero resultaba agobiante escucharlo cantar sin descanso
mientras gotas de sudor le resbalaban desde el fleco hasta la
barbilla.
Por fin se acercaba la hora de cenar y
el cantante empezaba a sentir el tedio de la monotonía y la
necesidad del merecido descanso y quizá de planear el comenzar con
otra actividad. Papá y mamá siempre decían que se debían estudiar
todas las opciones posibles antes de decidirse, él sólo lo pondría
en práctica una vez más y así se lo hizo saber a su hermano que
respiró aliviado y en silencio, asintió con la cabeza en señal de
aprobación. El artista mañana probaría con la natación, con el
calor resultaba una idea perfecta, pero eso sería mañana, porque
ahora el pequeñajo tras la cena se iría a la cama, y para alivio de
todos, al momento, se durmió.
Feliz verano a tod@s y mantengan todas las precauciones ante el Covid 19, pues aunque nos parezca mentira, no lo hemos soñado y sigue ahí fuera.
Feliz verano a tod@s y mantengan todas las precauciones ante el Covid 19, pues aunque nos parezca mentira, no lo hemos soñado y sigue ahí fuera.