miércoles, 14 de enero de 2015

Sumas y restas


Queridos amigos:

Empieza el 2015 y no quiero dejar pasar la oportunidad de saludar a todos con unas letras. Para algunos,  el paso de un año a otro tiene más o menos importancia y es el momento de hacer promesas y de plantearse retos. Sinceramente, yo no le doy demasiada relevancia, porque lo mismo me da que cambie o no la fecha en el calendario, el mundo sigue con sus días y sus noches uno a continuación del otro, en su eterno despertar y adormecer. Lo que de verdad me gusta es disfrutar de la vida: reír, pasear, cantar, dibujar, leer y escribir; tampoco me importa envejecer, ni el año, mes o día que toque en el calendario, lo que me ilusiona es vivir el momento. 

En ocasiones divago sobre cómo será mi existencia dentro de ocho o diez años, me pregunto a qué dedicaré mi tiempo y cómo estaré físicamente, esto último supongo que será una preocupación común en las personas de mi edad. Cuando era una veinteañera, hace mas de treinta años, me gustaba imaginar lo que podría estar haciendo tras una decena de años, cómo sería mi día a día y dónde viviría. A esa edad no piensas en enfermedades ni hipotecas, ni en noches de insomnio y madrugadas frías, la visión es abstracta y a lo más que te aventuras es a imaginar la posibilidad de llegar algún día a tener hijos, una pareja, ser completamente independiente o tener un empleo que te guste. A esa edad la vida es blanca, simple y desconocida, después vas aprendiendo a moverte, a enfrentarte a retos, a torcer desgracias y a levantar alegrías. La incertidumbre de entonces no es la de ahora porque aunque uno pasa la vida enfrentándose a lo desconocido, la experiencia obtenida con los años te respalda. 

El otro día hablando con un conocido, una de esas personas que solo ves por estas fechas y al que le tengo especial cariño, me decía que quería que el 2014 terminara de una vez, olvidarlo para siempre, porque lo sentía como un pésimo año en el que le habían sucedido toda una serie de males que me relató en un momento. yo cuando hago memoria sobre los años vividos,  no recuerdo ninguno que quiera olvidar y dejar atrás.


Meditando el asunto e intentando hacer examen de conciencia sobre mi existencia, reconozco que he pasado momentos pésimos como todo el mundo en determinados años, a veces encadenados en lo que llegó a parecerme una serie interminable de desgracias, que tarde o temprano siempre terminaban por pasar y entonces algo bueno sucedía provocado por esos sucesos precisamente. Algo así como la suma en matemáticas de signos negativos que dan como resultado positivos, y creo que de esta manera se mueve nuestra vida, unas veces sumando buenos momentos y otra restando.

Con esta filosofía vivo día tras día, con ilusión, con esperanza en el ser humano y en el mundo, y con la idea de que siempre amanecerá un día mejor que el vivido; y si no es así, siempre podré recordar tiempos mejores hasta que pasen los malos ratos y como ocurre cuando hay temporal y termina, el aire aparece limpio y resulta un día espléndido.


Muchos besos a todos y feliz año 2015.