viernes, 4 de junio de 2021

El sombrero indeciso

Tula (tortuga de orejas rojas) tiene el caparazón torcido. Nunca supimos si cayó por accidente desde un balcón o si alguien con malévolas intenciones la lanzó por ver cómo caía. Anduvo herida y desorientada por la acera, ya medía unos 15 cm... Nadie la reclamó y al final, nosotros nos hicimos cargo de curarla, alimentarla y darle cariño durante muchos años, alrededor de veinte. Ahora mide unos veintidós centímetros. La gente me decía, cuando veía los cuidados y alimentación que había que procurarle diariamente: <Déjala en un parque cualquiera que tenga estanque>. Pero a un animalito al que quieres y que no sabe alimentarse solo porque ha vivido cautivo siempre, no se le puede hacer eso. A parte del daño para el ecosistema que podríamos provocar. Ella no pidió que la extrajeran fuera de su hábitat y me parece una ruindad con todas sus letras abandonarla.

El mes pasado tropecé en la web con la Fundación Neotrópico y tras ponernos en contacto se hicieron cargo de ella sin reparos. Ahora vive con otros congéneres. Imagino lo que siente al estar con otros seres como ella, después de tantos años de soledad deambulando por nuestro jardín e incluso colándose por la cocina en más de una ocasión. La echaremos mucho de menos, pero la presencia humana, nunca puede llenar ese vacío que produce la falta de libertad, para los animales que no son domésticos.

Estaré eternamente agradecida a la Fundación Neotrópico para animales exóticos, a las personas que la forman, porque para ellos, la labor que hacen no es sólo un trabajo. Atienden a los animales que por la causa que sea están fuera de su medio o los curan para devolverlos a su entorno, como hacen con las tortugas de mar. Gracias.


El portal se abrió con un estruendo y una enorme seta se asomó. Bajo el ala de lo que era un insólito sombrero, unos ojos de serpiente lo escrutaron todo. Necesitó varias píldoras y comprimidos con diferentes propósitos y colores, para vencer el pánico que sentía de sólo pensar en salir fuera del escudo protector de la casa, pero al fin lo había conseguido.

 

Los coches circulaban a gran velocidad, como halcones en picado en busca de su presa, pero ella necesitaba cruzar la calle y no sería capaz de llegar hasta el paso de peatones... No quería pasearse por la acera.

<Uf, ahora si. No, no, ahora no. Pasan como cohetes. A ver... Detrás del coche azul> Y se asomó un poco fuera de la acera, <pero no, no, que casi me golpea otro que iba detrás. Ahora, ahora es el momento, antes de que llegue ese camión de mudanzas> Y caminó lo más rápido que pudo hacia el centro de la calle, pero venían también coches por el otro carril. <¿Qué hago? ¿Qué hago?> Pensaba mientras miraba a ambos lados con pánico.

 

 

Y la duda, casi la mató. Un camión naranja la golpeó con violencia. Salió disparada por el aire, y quedó aplastada como la hoja de una penca (nopal, pita, tuna) contra el cristal de un deportivo. Y una especie de penca roja con puntos blancos es lo más que llegaron a ver los transeuntes que se acercaron a mirar pues el estrambótico sombrero lo tapaba casi todo. Cuando los servicios de auxilio acudieron al lugar, la recogieron herida y magullada, y la trasladaron a reanimación. 

 

 Nadie supo por qué tenía que cruzar la calle aquella tortuga que llevaba una seta en la cabeza y ella, cuando se repuso en la fundación de acogida para animales exóticos, tampoco fue capaz de recordarlo, pero no le importó porque ahora se sentía a salvo.

4 comentarios:

  1. Las ilustraciones son acuarelas con un toque digital.

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  2. En ésta ocasión son dos las historias que les cuento. Una es verídica y la otra nace inspirada en ella. Gracias por leerlas

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  3. Tengo una amiga que tienen todo tipo de animales en casa, y no tiene más porque desde fuera le hacemos comentarios burlones, me parece. Pero, si la generosidad la compañía el cariño... lo encuentras en un animal y no en las personas, está bien que te quedes con el universo de animales que existen, y algún humano raro que haya por ahí. Pues sí

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    1. No sé por qué algunas personas necesitan más que otras de la compañía de todo tipo de animales. A mí personalmente me atraen los perros. Estaba deseando llegar a casa después de las vacaciones, para ir a recoger al mío a casa de mi hijo, y fue lo primero que hicimos nada más llegar. Te aportan otro tipo de amor y te puedes mostrar con ellos tal como eres que jamás te reprochan nada. Los seres humanos no siempre encajamos unos con otros y a veces es una ardua tarea, si es que quieres tomarte ese trabajo, el encontrar una persona con la que te sientas totalmente a gusto. Un besote

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