viernes, 4 de diciembre de 2020

Lucho

En algún momento de nuestras vidas unos y otros, nos hemos sentido abandonados. El caso es que ese dolor, la autocompasión que genera, ignorar el por qué o aún sabiéndolo, nos ratifica ante el pensamiento de que podíamos haberlo hecho mejor y nos ayuda a la hora de intentar no cometer los mismos errores. Pero ¿y si te abandonan sin cometer falta alguna? por el mero hecho de que eres distinto, no cumples con el estándar establecido, eres alto, bajo, chocolate o anaranjado, eres demasiado joven o estás viejo… Aspectos que no puedes cambiar porque te son innatos, entonces, cómo superar la impotencia, cómo resurgir de nuestras dolidas cenizas como el ave fénix. La respuesta es muy sencilla, sin rendirnos y luchando por sobrevivir al principio y después, aprendiendo de nuevo a vivir.

 


Abandono, que empieza con la A de arrebato, andrajo, argucia, azorado y por último amor.. pero con sabor a agrio”.

Lo dejaron en pleno invierno en mitad del monte, abandonado a su suerte con apenas unos meses. Al principio no fue capaz de saber qué pasaba pues sólo conocía la teta materna y lo calentito que se estaba acurrucado entre sus patas, pero enseguida sintió hambre, soledad y frío.

  

Miedo, con la M de miseria, madriguera, montaña, maldad, y también de amor, pero con menosprecio y sin mimos”.

Pasaron los días y temía que llegara la noche pues en cuanto se dejaba dormir, que era a menudo, helado y famélico como estaba, se le acercaban animales que le atacaban y mordían. Entonces, herido y temeroso se alejaba corriendo y buscaba por instinto otro lugar donde esconderse y protegerse además, de la lluvia nocturna que lo calaba hasta los huesos.

 

 

Oscilación, que contiene la O de opción, olvido, ojeada, amor y también la de orfandad”.

Lo encontraron por casualidad hecho un ovillo entre la maleza, mojado, tembloroso, gimoteando, muy flaco y mordido por las ratas. El cachorro los miró desfallecido y ella, agachándose, al momento lo envolvió en su chaqueta y le habló con cariño, y aunque el animalito no tenía ánimo, se sorprendió a sí mismo moviendo el rabo.

 

 

Rescate, con la R de rastro, razón, realidad y con la que termina amor y comienza reposo".

Tras darle agua y comida que ingirió con ansia, el veterinario lo pinchó y desparasitó, y para terminar con los trámites y quedar dentro de la legalidad en su nueva familia, en su cartilla le pusieron por nombre Lucho, porque luchó sin rendirse para sobrevivir.

Luego, en el que sería su hogar de acogida le dieron el primer baño de su vida. En ningún momento se quejó, probablemente por fatiga, tan sólo observaba todo y a todos con sus profundos ojos color avellana mientras escuchaba palabras cariñosas seguidas de Lucho, Lucho, Lucho...

Ha pasado un año y aunque las heridas físicas han desaparecido, sigue teniendo frío por las noches y buscando el calor en la mano amiga que lo acaricia y lo mira con ternura. Ignoramos si los perros pueden tener pesadillas, pero a veces solloza agitado mientras duerme, aunque en cuanto se despierta, se muestra alegre, juguetón y feliz. Y es que estoy segura de que sabe que ha encontrado el significado del amor con todas sus letras.

Ojalá que todos encontremos el amor algún día y si le acompaña la salud, ya nos habrá tocado la lotería. Y ojalá podamos dejar en el olvido, si es lo que deseamos, este 2020 tan problemático y seamos felices en el 2021.




miércoles, 4 de noviembre de 2020

¿No te huele?

Hoy escribo una carta que puede parecer un arrebato o el reflejo de que estoy deprimida, pero no, sólo retrato lo que nos decimos unos a otros cuando hablamos sobre los dirigentes políticos, que según juran el cargo se olvidan de que el asiento que ocupan se lo dimos nosotros.


Probablemente ninguno de ellos leerá estas letras. Yo los supongo durmiendo tranquilos, (algunos incluso sentados en sus escaños), faltos de empatía, pues pensar de verdad en las necesidades del prójimo está mal visto. Hay que ser un depredador, un listo y comer antes de que te coman, poner la zancadilla si es posible, reír burlonamente, mostrarte fuerte e implacable. En el mejor de los casos les oímos decir que la nación es lo primero aunque casi siempre les gane el ego pues les encanta escucharse, rebatir al otro y sentir los aplausos de los “suyos”, pero pocos construyen o dan soluciones prácticas. Y quiero dejar claro que no hablo de ninguna inclinación política, hablo de todos en general, y es una pena que generalice pues no todos serán iguales, pero es la imagen que dan, en un mundo donde la figura y la presencia lo es casi todo, los actos y las actitudes los delatan. Y es que son fachada, se asientan donde nada les afecta para que nos les llegue el olor. Sí, digo bien, el olor, porque entre ellos huele a humedad y a rancio (no sólo entre la clase política española), a pataletas de señoritos, a abolengo trasnochado, a putas finas, a falsedad y a muchas otras cosas que hieden.

Y mientras, entre la población sin recursos, sin trabajo ni atenciones dignas, huele a pobreza, a miseria, a dolor y a pena, a falta de higiene, a sudor, podredumbre y a viejo, y eso, oiga, eso molesta, y los imagino pensando que si hay que pasarse a la otra acera para no rozarnos con ellos, con los sin trabajo, los pobres, por si algo se pega, pues se cruza la calle, se les ignora y asunto resuelto.

Y a mí me llega vaporizado el olor a desánimo, a retroceso porque no se avanza, a desengaño, a llanto silencioso y a impotencia, y de esta triste manera me envuelvo el corazón y el alma con una toallita hidroalcohólica, para al menos durante un rato, sentirme engañosamente a salvo.

No espero respuesta, pero ojalá se revolvieran todos en sus asientos y provocara la hecatombe y lograran caminar juntos, porque los que nos representan son numerosos y podrían si de verdad se lo propusieran, aportar soluciones ante los desafíos que tenemos delante que son graves y muchos. Necesitamos políticos serios y coherentes, ahora más que nunca, que ofrezcan soluciones para el conjunto, no para unos pocos.


Un saludo



domingo, 4 de octubre de 2020

Leyenda Guayota

 Esta es mi interpretación sobre la leyenda Guayota, una historia guanche que se transmitió oralmente y por tanto ha ido variando con los años.

Guayota, era el principio maligno de las creencias guanches, siendo asimilado con la idea cristiana del diablo. Habitaba en el interior de la tierra, principalmente en el volcán del Teide, según los primeros historiadores de Canarias. El término, cuya forma primaria podría ser wa-yewta, ha sido traducido como 'golpear', 'combatir', o también más figurativamente como 'el destructor', se relacionaba con el fuego y con los procesos volcánicos destructivos. Era asistido por diversas entidades malignas menores, entre las que se encontraban Guañajé, Canajá y Jucancha, deidades protectoras del ganado cabrío, del ovino y del perro respectivamente, así como las personificaciones de diferentes fenómenos como el viento o los terremotos.

Echeyde, El Teide, era la morada de Guayota, identificado con el infierno en las creencias cristianas.

Magec, dios del sol y de la luz. Es posible que tuviese un carácter femenino, según una interpretación del vocablo como *ma-aɣeq ('madre del fulgor') o *m-aɣeq ('la que tiene fulgor').

Achaman, el dios supremo, que representaba un principio creador y sustentador, era denominado de diferentes formas según las atribuciones que poseía: Achamán era 'el Centelleante'.


Un estruendo terrible surge allá donde Echeyde respira, y sigue retumbando el estrépito como si fueran truenos en una tormenta seca, como alaridos furiosos que no presagian nada bueno. A los gritos de la montaña le acompaña el tiritar de la tierra que se estremece miedosa. De pronto el entorno se llena de un silencio sobrecogedor que dura un instante y desaparece con una brutal explosión, que avisa que en Echeyde se abren las puertas del infierno. Todo se oscurece pues escapan fumarolas cargadas de ceniza y hasta el cielo suben lenguas de llamas rojas y naranjas que empequeñecen las nubes. Guayota en forma de perro rabioso escapa y aulla al tiempo que atrapa a Magec, que sorprendido no se defiende y queda encerrado en el interior de la montaña. El aire se hace irrespirable, se vuelve gris y el maligno se pasea a sus anchas dejando una gran herida abierta en la cumbre de Echeyde, donde todo es fuego.


Resuenan con violencia las explosiones, caen enormes piedras ladera abajo llevando consigo el incendio del averno, y llueve más ceniza que como hojas secas lo sepultan todo. Durante días huele a castigo, al azufre de las entrañas de la tierra. Echeyde escupe el mal que lleva dentro y Guayota lo quema todo a su paso.

Los Guanches aterrados imploran a Achaman, el dios del cielo, para que los salve, los libere del mundo de tinieblas donde los ojos y el pecho arden. Le imploran sin descanso, mientras mantienen hogueras encendidas, para que Guayota crea al pasar, que lo hace sobre su infierno y no calcine los lugares donde viven.


Achaman se apiada del pueblo que le ruega y tras una dura pelea contra el mal se adentra en Echeyde arrastrando consigo a Guayota y su ruindad, libera a Magec, el sol y dios de la luz, que aún sorprendido busca de nuevo su lugar entre las nubes. Luego, para cerrar la boca del volcán, Achaman esparce ceniza blanca sobre la cima, que desde ese día los guanches llamarán Pan de Azúcar y poco a poco la normalidad regresa a la isla, pues cada dios está en el lugar que le corresponde, aunque de vez en cuando, se sientan los resoplidos de Guayota que se revuelve furioso en el interior de Echeyde y escapa así entre las piedras de la cumbre, el olor del infierno.

viernes, 4 de septiembre de 2020

¡Perdona!

A veces son otros los que me comentan, mira esto qué curioso, se podría escribir toda  una historia… y es que nos encontramos por el camino con cosas increíbles, a las que si les prestamos la debida atención nos darán mucho en qué pensar. A mi me divierte, es como cuando bajas el volumen de la tele, y hablas toda una serie de disparates en lugar del que gesticula en la pantalla. Y es que “realidades" hay muchas, todas las que queramos plantearnos y de esta forma surge este cuento, tras tropezarnos con un “Perdona!”.

Sin novedades, ni acontecimientos que valiera la pena mencionar, el pueblo desfallecía aburrido, como languidecen las plantas que no riegas, pues todos sabían sobre todos y conocían sus males y sus bienes, de manera que el tedio se sumaba al cansancio de la labor diaria. Los vecinos sólo charlaban de los temas habituales, el tiempo, los dolores que aquejaban a los mayores o lo que iban a cocinar al día siguiente, y así una semana tras otra, hasta que un día por la mañana, amaneció una pintada sobre uno de los muretes de la plaza que hacían las veces de banco, con la palabra: ¡Perdona!.

Todos se preguntaban quién se había atrevido y a qué se debía la disculpa. No habían llegado forasteros, de manera que se animaron a especular y a inventar posibles ofensas, aunque no terminaban de entender por qué usaban ese método tan público.

A propagar la noticia contribuyeron el cartero y el panadero que comentaron el suceso en otros pueblos cercanos, y hasta tal punto llegaron los cuchicheos, que el siguiente paso fueron las apuestas sobre quién había sido, cuándo confesaría el autor de la pintada, por qué lo había hecho, por qué había escrito en ese banco en concreto, y estando así las cosas se apostó de todo, boliches (canicas), útiles de labranza y de cocina, un cesto con simientes, un saco con la futura cosecha, pero nada de esto dio resultado, nadie lograba descubrir ni alentar a quien lo había pintado, a confesar cuál era el motivo. El ambiente se fue caldeando y alguno incluso ofreció un pequeño terreno, aunque bien es verdad que era un pedregal donde no crecían ni las malas hierbas, pero los labios del autor de las disculpas seguían en silencio. Hubo quien hizo guardia escondido tras las cortinas de alguna ventana, por si alguien rondaba la pintada o se escuchaba alguna conversación clandestina, pero tampoco hubo suerte...

Y se fue gestando una extraña sensación. Todo el que pasaba junto al murete de la plaza no podía evitar echar una mirada y sentir alivio, como si la palabra la hubiesen escrito para él o para ella. De manera, que continuaba su camino con una sonrisa en los labios, de esta forma pasaron unas semanas hasta que como ocurre con todo lo que se convive a diario, prácticamente nadie le prestaba atención al banco que con la pintura ya ajada, había dejado de ser una novedad, hasta que otro día, que cambiaría el curso de los acontecimientos, amaneció en otro murete la frase que rezaba: Estás perdonado.

En esta ocasión no se especuló sobre ella, sino que la pintada cayó como un bálsamo curativo en la comunidad, como se anhela un baño caliente al final de un duro día de trabajo, o que de verdad te perdonen cuando has metido la pata, en definitiva, como si todos necesitaran ese perdón. Y desde entonces, nadie espía tras las cortinas, ni hace apuestas estrambóticas, a nadie le preocupa quién fue el autor de la primera pintada, ni de la siguiente, porque han llegado a la conclusión de que eso no importa. Ahora ellos son los grafiteros y eligen dónde y qué aparecerá sobre los muros de su pueblo. El cosquilleo, el anhelo y la esperanza llenan el espacio que transcurre hasta que una nueva frase o mural, nace sobre cualquier pared en el lugar.

Las animadas tertulias continúan cada día, la gente ha pintado puertas y persianas, ha puesto flores en las ventanas, ha mejorado los caminos... Y se ha producido el milagro, ahora a la aldea llegan curiosos con nuevas costumbres y novedades, y también se han instalado nuevos vecinos, atraídos por el encanto de un hogar tranquilo y con el alma repleta de ilusión y colores.

 


martes, 4 de agosto de 2020

Sus manos

 

Hay ocasiones en que el buen tiempo nos pone tristes, como ocurre con la regularidad de los pesados días grises del invierno. A lo mejor es que creemos que nos falta alguien que sería dichoso compartiendo el momento, o bien, que no vemos una perspectiva válida y sentimos que desaprovechamos el verano, el caso es que pensamos que hay un vacío y por eso no somos capaces de  disfrutarlos, pero la vida jamás se repite aunque queramos a veces convencernos de su monotonía, pues cada instante es irreversible.


Cansada tras el madrugón agita las sábanas limpias para extenderlas sobre el colchón y le invade el olor a suavizante y la sensación de resol que desprenden, entonces abandona la tarea para disfrutar de la mañana con la ventana abierta. Es temprano, aunque el sol y la brisa entran ya sin reparos y los pájaros cantan animados ante la expectativa de otro día de estío.

Él se acerca y toma su mano, y ella sin apartar la vista del horizonte la presiona para grabar el tacto de su piel en la suya y no olvidar jamás el momento que los une. Su mano, las manos que conocen sus arrugas, que se enredan en su pelo cano, que la quieren sin palabras.

Suenan campanas a lo lejos, y sin hablar, los dos se apresuran como cada día para no llegar tarde al trabajo.

 


sábado, 4 de julio de 2020

Sueños

Todo empieza con un“imagina que...” pues todos tenemos sueños, algunos se cumplen y entonces pasan a ser metas alcanzadas, otros jamás dejarán de ser sueños y los consideraremos utópicos por inalcanzables, ilógicos o fantásticos y en ocasiones los sueños son de otros, pero terminamos haciéndolos propios y hasta luchamos para conseguirlos.

La casa a media mañana se convertía en un horno habitable sólo al atardecer, de manera que los hermanos se pasaban el día por los alrededores. Donde únicamente se podía respirar y estar medio a gusto era bajo el gran castaño, que a estas alturas de la estación seca, ofrecía una hermosa copa llena de hojas y tallitos con capullos a punto de abrir, o en la charca con las ranas que no era muy profunda, pero allí los dos hermanos habían aprendido a flotar.


El calor era tan pesado que daba la sensación de que podían derretirse los relojes y el mundo era tan naranja que irritaba la vista. Los reflejos plateados que producía la superficie del tejado de planchas metálicas, junto a la superficie de la poza hacían que el conjunto pareciese de otro planeta, uno fantástico donde todo espejeaba. Lo peor era la ropa que se pegaba al cuerpo como si fuera una segunda piel, pero en lugar de flexible y suave, resultaba acartonada y molesta. Así y todo se podía soñar, y en aquel momento era un astronauta caminando con dificultad por marte y soportando el enloquecedor calor rojo... pero el encantamiento duró poco pues su hermano se le acercó canturreando.

El sofoco aplastante no impedía que desde hacía un par de días en cuanto se despertaban los pájaros, se oyeran los cánticos del más pequeño, que ensayaba a pleno pulmón sus propias canciones, pues quería ser cantautor tras haber escuchado a uno por la radio. Su hermano pensaba irritado que la semana pasada le ilusionaba ser bombero y la anterior conductor de camiones, pero no decía nada pues sabía que pondría más empeño con el griterío si eso acaso era posible. Reconocía que no lo hacía mal del todo, pero resultaba agobiante escucharlo cantar sin descanso mientras gotas de sudor le resbalaban desde el fleco hasta la barbilla.

Por fin se acercaba la hora de cenar y el cantante empezaba a sentir el tedio de la monotonía y la necesidad del merecido descanso y quizá de planear el comenzar con otra actividad. Papá y mamá siempre decían que se debían estudiar todas las opciones posibles antes de decidirse, él sólo lo pondría en práctica una vez más y así se lo hizo saber a su hermano que respiró aliviado y en silencio, asintió con la cabeza en señal de aprobación. El artista mañana probaría con la natación, con el calor resultaba una idea perfecta, pero eso sería mañana, porque ahora el pequeñajo tras la cena se iría a la cama, y para alivio de todos, al momento, se durmió.

Feliz verano a tod@s y mantengan todas las precauciones ante el Covid 19, pues aunque nos parezca mentira, no lo hemos soñado y sigue ahí fuera.

jueves, 4 de junio de 2020

Invento

Hace tiempo que empecé a preparar este texto, simplemente porque un día me levanté con la idea rondando mi cabeza, (me ocurre a veces) así que tras documentarme un poco, escribí lo que desordenadamente se paseó por mi cerebro como hago siempre. El otro día lo rescaté, ahogado entre las páginas de mis libretas y tras reanimarlo, este es el resultado.

Muchos despotricamos porque crea adición, nos somete, nos vigila y nos hace dependientes... Como digo, nos quejamos porque el sonoro aparato no deja de hacer tip, chic, sing, pop o emitir canciones de moda o música de lo más variopinta, y lo hace todo el tiempo, sin importarle la hora ni tus circunstancias. Y no hablemos si alguien te agrega a un grupo, entonces y de repente, te llueven los emoticonos y emojis unos absurdos y otros no, y los vídeos, algunos de dudoso buen gusto.
En fin, lo que digo, es un tirano y casi un sociópata que carece de empatía, pero...


Durante estos meses de confinamiento, la soledad de tantas horas vacías, encerrados entre cuatro paredes, algunos sin compañía, sin empleo en muchos casos y sin recursos, con miedo a perderlo todo porque el dinero se acaba y hay que comer, o a contagiarse con la enfermedad que campa a sus anchas tras la puerta, o preocupados por el ser querido que está hospitalizado y no podemos visitar; si no hubiera sido por el teléfono fijo o por el móvil, la casa, pequeña o grande, nos hubiera comido, nos hubiera absorbido como quien bebe caldo en una madrugada fría. Así que debo loar su utilidad en su justa medida porque nos ha salvado, nos ha rescatado de la depresión que conlleva el encierro.

Además ha creado lazos que aportan una sonrisa entre desconocidos, por pura necesidad mental, porque en ocasiones la voz al otro lado será la única voz amiga con la que mantendrá una conversación en todo el día. De igual modo ha servido para mantener en contacto virtual a los grupos de amigos y de familias, eso sí, cada cual desde su casa. También ha acercado a aquellos que por el motivo que sea se distanciaron y ahora han podido escucharse de nuevo e incluso verse, algo impensable hace pocos años.


Asimismo nos ha permitido trabajar, resolver dudas y consultar mil preguntas, y ahora que otra vez nos atrevemos tímidamente a pisar fuera de casa, de nuevo retomamos sus habilidades para situarnos geográficamente, decirnos cómo llegar más rápido a nuestro lugar de destino, llevarnos la agenda, despertarnos del dulce sueño, servirnos de espejo, linterna, cargar con la lista de la compra y otras tantas cosas más que ahora no voy a citar. De manera que sí, puede crear dependencia y convertirse en una máquina autoritaria y déspota, pero sólo si nosotros se lo permitimos, así que en su justa medida, creo que es de los mejores objetos que el ser humano ha imaginado; desde aquí les mando mi felicitación a todos aquellos que decican su vida a crear, en este caso inventos, para facilitarnos la vida.

Y para ser honestos debo aclarar pues la mayoría lo desconoce, que el teléfono lo inventó un señor llamado Antonio Meucci en 1854, pero por problemas económicos no pudo patentarlo, de manera que Alexander Graham Bell fue quien lo patentó en 1876 y se llevó toda la gloria.

lunes, 4 de mayo de 2020

Súper Héroe

El perjuicio de otros siempre se ve muy lejos... pero el mal llegó, se quedó entre nosotros, y todo cambió ante nuestra mirada incrédula.
Así y todo, vamos sobrellevándolo gracias a que nos rodean pequeños súper héroes, y no me refiero a los de los cómics, la literatura o el cine, menciono a esas personas que en muchos casos pasan desapercibidas, a veces ninguneadas, pero que sin embargo, superan pequeños retos diariamente evitando así que todo se derrumbe, como los seguritas, barrenderos, limpiadoras, dependientas, bedeles, mozos, obreros, camioneros, taxistas... y podemos ir ampliando entre todo el abanico de profesiones y ocupaciones que existen. Ellos se mantienen fuertes, luchando contra el mal y el miedo. Desgraciadamente, también nos rondan los malos, los ruines, necios, insolidarios y negativos, pero por fortuna, aunque hagan ruido y daño, siguen siendo minoría.

De madrugada termina acostado junto a los abuelos. Y muy temprano, cuando el sol forma dibujos sobre el techo ahuyentando las sombras, susurra al oído de la abuela -Quiero el bibi (biberón), el techo dice que ya es de día.


Vestido de súper héroe con una tela amarilla por los hombros que hace las veces de capa y un antifaz violeta como máscara, el paladín lucha contra los “malos” que muchos o pocos, tarde o temprano terminan por rendirse ante el ímpetu del bien. De bandolera lleva un teléfono de mesa tipo góndola, que vivió momentos mejores, con un cable que cuelga sin clavija para enchufar, pero que a él no le da problema alguno para conectarse con ayudantes y compañeros de aventuras. Nuestro personaje tan pronto se convierte en policía ¡guiguiiii, guiii, guiiii!, como en bombero o conductor de ambulancias ¡naninoo, ni nooo, nii nooo!.

Por la tarde, agotado tras el no parar entre juegos y risas, donde recortó, coloreó y reparó averías imaginarias con herramientas de plástico y madera, y jugó con coches, muñecos y trastos, se ve desprendido de pronto de su sempiterna capa, máscara y teléfono, para recibir la necesaria ducha. Y ya en la cena, con la capa recuperada, la abuela sonriendo le comenta que de postre se va a comer un mini helado y él, señalándose la barriguita, como hace tantas veces, le asegura que junto al ombligo le queda aún un huequito, de manera que también quiere uno.


Luego, porque la oscuridad es fea, se acuesta junto a la abuela en la cama grande para ver una peli de dibujos hasta que se duerme, y el abuelo, en brazos, lo traslada hasta su cama volando en sueños como el súper héroe que es, allí lo arropan y con la delicadeza de un hada, la abuela acaricia su mejilla y le da un beso de mariposa sobre la frente, para que sus sueños sean siempre dulces como el polen, mientras, durante un rato y sin decir nada, el abuelo lo contempla embelesado, guardando en la memoria el momento, pues se acaba el fin de semana y mañana regresará a casa con sus papás.

sábado, 4 de abril de 2020

Palabras con sentimiento o el sentimiento de las palabras

No voy a hablar del confinamiento, ni del covid 19, se escribe y habla tanto sobre el tema que las cifras de muertos y el mal ajeno cada vez parece que nos afectan menos y es injusto, de manera que no voy a contribuir con la sobre información...

De pequeña, el lenguaje escrito no era mi fuerte, ni las matemáticas, ni otros muchos temas serios, pues mi cabecita siempre andaba entretenida entre garabatos y colores, o leyendo aventuras de súper héroes o de viajes a otros mundos; no lo podía evitar, por lo que no era una alumna brillante, sino más bien del montón tirando a mala. Fue en la adolescencia cuando comprendí que necesitaba de otros lenguajes para expresar mejor lo que llevaba dentro y entonces, las ansias por aprender me transformaron en una jovencita algo más aplicada, y sin darme cuenta, el significado y sentir de las palabras me cautivó, atesorando su mundo mágico. En este texto incluyo unas cuantas del dialecto canario porque siento que tienen una musicalidad diferente y porque creo que es importante mantenerlas vivas.

Un día me enamoré de las palabras, las hay hermosas, como amor, que según la pronuncias te llena la boca de corazones; o abrazo, que es regordeta y se cierra sobre ti oliendo a brisa fresca, y es que las palabras tienen escondida un alma dentro, un alma pequeñita que aletea como un abejorro inquieto sobre una flor. Palabras como chuchanga (caracol), folelé (libélula) o sarantontón (mariquita) bailan en nuestros oídos la danza de la niñez, del corre que te pillo, del bote lleno de renacuajos, de las tardes de verano en bicicleta, y de las olas sobre diminutos pies descalzos que se aceleran sobre la arena. Mamá, papá, tata o tío, arropan, dulcifican y sosiegan el ánimo caminito hacia la esperanza y nos llenan de fortaleza.


Además están las dulces, como hojaldre, crema, chocolate y pachanga (bollo relleno de crema), ellas me envuelven en el aroma casero de las galletas o de la tarta al horno; cotufa (palomita de Maíz) con su olor inimitable a tardes frente al televisor, o cartucho (bolsa de papel) que te calienta y envuelve en castañas asadas.

Hay palabras con matices como pincel y acuarela, que burbujean alrededor del papel; y creyón (lápiz de color), canelo (marrón), encarnado o rebujato (garabato), que aportan terciopelo e infinidad de sensaciones multicolor añejas y nuevas.


También hay palabras inciertas, como enfermedad, que va de la mano de paciente; inyección, que te empuja a salir corriendo porque pincha; viaje, que va acompañada de maleta y aventura; y guagua (autobús), que nos lleva por la carretera entre playa y montaña haciendo mil paradas. Fule (chungo), rillar (dar grima), o arritranco (trasto), son palabras que saltan desde tu paladar a la lengua como las pastillas pica pica y las sueltas sin apenas tener conciencia porque están para eso.

Luego están las palabras oscuras, que hacen daño y que a menudo se sienten como un hematoma enorme e hinchado, como asesino, que es fría y calculadora; violación, que arrastra impotencia y ultraje; puñal, que es afilada y punzante. Tifor (ladrón), babieca (bobo), cuerada (azotaina), farfullero (tramposo), nos arrojan hacia el abismo oscuro de los malos ratos, las peleas, los tirones de bolso y los abusos.


Hay algunas como muerte, dolor o pesadilla, que hieren hondamente, de forma silenciosa, hurgando hasta que te quitan el sueño. Virus y contagio, son como el fondo marino cuando está turbio y tenebroso, te erizan el pelo y llenan de miedos porque se mueven en el inframundo...
Pero también están las que nos llenan el espíritu como esperanza, fuerza, investigación, libro, canción o aplauso y con ellas termino esta reflexión.

Nuestro lenguaje es riquísimo porque son muchas las palabras que lo definen e infinidad los matices que le dan color ¿Qué haríamos sin ellas? Es un placer paladearlas, saborear lo que expresan y lo que te hacen sentir. Seguro que a ti te pasa lo mismo. ¿A que sí?.













miércoles, 4 de marzo de 2020

Amores y anhelos

No sabemos por qué sucede, pero hay seres destinados a despedirse y reencontrarse, como dos almas errantes que se buscan y se aman, tanto en la cercanía como en la distancia porque jamás se sacian.

Este cuento nace, como nacen todas las historias, de los anhelos de unos y el amor o rencor de otros.


Dicen los sabios, que en otra era reinaban largos periodos de calor y sequía, y también largas etapas de frío y lluvia, hasta que llegó una época de momentos revueltos y cambiantes. El dios Tiempo contrariado por la inestabilidad, quiso establecer algo de orden, solo un poco, porque las cosas como son, es bastante desordenado, de manera que dividió el espacio en cuatro estaciones que rotan desde entonces en un círculo sin fin y que llamó invierno, primavera, verano y otoño. Y luego, como es habitual entre los dioses, se desentendió completamente.


Invierno y Primavera se gustaron desde el primer día aunque difieren en casi todo. Ella es dulce y templada, pero también impetuosa y fogosa. El, al contrario, es rudo y puede parecer frío, pero además es puro y franco. En la órbita de las estaciones siempre aparece uno a continuación del otro, eternamente, así que quizá por eso o quizá no, Invierno y Primavera se enamoraron al fin. Y esto no lo afirmo yo, lo sabemos todos pues vemos que se buscan desesperados como los gatos que maullando sobre los tejados, exploran todos los rincones buscando con quién aparearse. De esta manera se quieren ellos, con frenesí, revolcándose impetuosos sobre los campos y las montañas, las ciudades y los pueblos, las carreteras y los caminos, cubriéndolo todo de nieve y lluvia o de brotes tiernos y flores.

En el círculo del orden establecido, cuando los días empiezan a ser más largos, tras el solsticio, Invierno prepara enfurruñado el equipaje, y dolido por tener que partir, se muestra cruel y despiadado, pero, como los gatos, se rinde ante el encanto de su amada Primavera que aparece y desaparece, o retoza traviesa esperando su momento y desconcertando a Invierno. De este modo, como seres opuestos, como la noche y el día, amantes en el crepúsculo, todos los años se anhelan y se aman intensamente durante el equinoccio, desde la oscuridad a la mañana, hasta que llega la despedida que augura un nuevo encuentro.


martes, 4 de febrero de 2020

Un rato con Margarita

Hace cincuenta, sesenta o setenta años, las mujeres sólo tenían la opción de acceder a algún estudio básico, las más afortunadas, con la  finalidad de ser un buen partido ante un fututo matrimonio. Solo en contadas excepciones, podían prolongar sus carreras, pero sin que la sociedad las respaldara, pues no las consideraba capaces de desenvolverse ante una labor de responsabilidad y mucho menos, en el campo científico como nos demostró Margarita Salas Falgueras. 
Aunque hoy siguen existiendo barreras para que las mujeres demostremos de lo que somos capaces, gracias a la voluntad de personalidades como la de Margarita, hemos avanzado en este aspecto.
En los últimos años hemos oído hablar mucho de los logros que consiguió, sobretodo con Phi29, un virus bacteriológico que permitió averiguar cómo se duplica el ADN y desarrollar una herramienta para reproducirlo en el laboratorio. Su sistema se utiliza en todo el mundo, entre otros campos, en criminalística y paleontología.
Este es mi pequeño homenaje a su persona y a todas las luchadoras del mundo.

Lleva rato despierta pero con la cabeza tapada, así y todo oye un leve rumor. Quizá esté soñando. Mira por una rendija entre la ropa de cama. Es de día y el lecho de su hermana está vacío. Nadie la ha despertado porque hoy no hay cole y lo agradece, se está tan calentita en la cama. Agudiza el oído y arruga la frente, le gusta deducir.... Parecen grititos y risas. Ahora suenan medio histéricas.

Tira de las sábanas que le cubren la cabeza, pero ahora ya no se oye nada, está todo tranquilo. Va al aseo, se viste, y mientras Zulema le pone el desayuno, oye corretear en el piso de arriba. Sus hermanos siguen sin aparecer. Seguro que son ellos jugando con los otros. Los que habitan en los pisos superiores, unos a la fuerza y otros queriendo, es pequeña, pero sabe que a papá, en el pueblo, lo llaman el médico de los locos.

Se asoma a la escalera, sí, son ellos, ya no cabe la menor duda, sus voces son inconfundibles, pero Margarita no sube las escaleras, sonríe y sale corriendo hacia el jardín, coge la pelota, y concentrada mirando hacia el aro se dedica, ensimismada, a tirar a ver si hay suerte y encesta, con tesón, sin desánimo, una y otra vez, y así pasará la mañana hasta que le salga perfecto.

Y es que como Margarita piensa, "para tener suerte tienes que estar trabajando, aunque el trabajo no siempre te la asegure".


Si quieres saber más sobre Margarita Salas Falgueras, aquí te paso unos cuantos link: 
https://www.diariosur.es/sociedad/201506/01/margarita-salas-muerte-asusta-20150601201511.html?ref=https:%2F%2Fwww.bing.com%2F
https://es.wikipedia.org/wiki/Margarita_Salas
https://www.muyinteresante.es/ciencia/fotos/las-mayores-aportaciones-de-margarita-salas-a-la-ciencia-251573132302/1
https://elpais.com/tag/margarita_salas/a/
https://www.publico.es/ciencias/margarita-salas-joven-mujeres-no-consideraba-capacitadas-investigar.html

sábado, 4 de enero de 2020

Milagro

Milagro:
De miraglo.
1. m. Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino.
Vida:
Del lat. vita.
1. f. Fuerza o actividad esencial mediante la que obra el ser que la posee.
(RAE)

Me he puesto trascendental, supongo que entre otras cosas debido a que estoy a las puertas de los sesenta y a las pérdidas recientes de mis seres más queridos.



En los breves ratos de tranquilidad, cuando me escondo del bullicio, del ajetreo que generan los días de fiesta, con sus almuerzos, cenas y compras, intento que el delirio y frenesí que nos rodea no me afecte o me de un respiro, entonces analizo, en esta ocasión sobre lo que considero que es la vida.


Milagro

La vida, arcana y siempre inexplicable,
nos mantiene en vilo desde el primer sollozo,
y cada día el misterio que la envuelve
se abre paso ante nosotros como un secreto mal guardado,
que se deja descubrir poco a poco.

La vida, ese espacio de tiempo
que transcurre entre las piedras polvorientas,
entre la hierba húmeda, el asfalto y la arena;
que acaricia muros, ventanales
y agita las cortinas con aire cálido
o refresca como viento de invierno
que viene de visitar fríos mundos.

La vida, nos hace ufanos y orgullosos
nos da rienda suelta y luego nos sorprende,
siempre amotinada, rompiendo proyectos,
planes y cambiando destinos.

La vida, ese milagro
en el que nos dejamos morir, ajenos, engañados,
y superados pues nada nos pertenece,
o a la que nos aferramos, revelándonos,
inquietos, osados y felices.

Buen año 2020 para tod@s.