La suerte es involuntaria e
impredecible, pero la buena suerte, eso es otra cosa; para
disfrutarla necesitamos provocar los acontecimientos que la
ocasionan, de manera que es preciso cultivar nuestro ser y nuestro
entorno para sembrar los antecedentes, y estar pendientes de sus
brotes para no dejar pasar por alto los frutos, y perder la
oportunidad que la buena fortuna nos brinda. Pienso que la buena
suerte la componen pequeños gestos y vivencias que nos ofrece la
vida, y creo también que lamentablemente, habrá quien jamás será
capaz de verlos y o que se niegue el placer de disfrutarlos.
Recién mudada al barrio, me levanté
para estirar la espalda mientras trasplantaba unas flores y entonces
lo vi por primera vez. Con una sonrisa sobre su cara redonda y
amable, me saludó con un buena suerte y un leve toque de su mano
sobre el sombrero. Me dejó desconcertada y pensé que lo decía
porque no sabía qué comentar, pero me equivocaba, su paso ante mi
puerta es ya rutina y su particular saludo también. Camina ligero
para su edad dando pasitos cortos, acompañado de un bastón que
lleva consigo porque le da seguridad. Eso lo supe después, cuando
intercambié más de una frase con él.
El otro día me dijo que desde hace
unas semanas, cuando llega a casa lo primero que hace es sentarse en
la cocina, a tomarse un tentempié caliente con unos agradables
vecinos, unos pajarillos que han construido el nido en un pequeño
arbusto junto a su ventana, entre un complejo entramado de ramas sin
hojas; de manera que por ventura puede avistar su ir y venir y oír
claramente su piar sin importunarlos. Contemplar este trajín
ahuyenta su soledad, le alegran la vista y el oído y le hacen feliz.
El caso es que le produce un efecto
hipnótico, como el que sufrimos al contemplar desde un punto
estratégico, la evolución de cualquier obra arquitectónica en
construcción, donde podemos pasarnos horas mirando el quehacer ajeno
valorando su progreso.
En la cocina, en cuanto escucha el
canto, desvía la mirada hacia el cristal pues la llegada o salida
del nido es inminente. Un cosquilleo inquieto le recorre el cuerpo al
verlo aparecer y el punto de tensión que se produce en cada himpás
entre trinos se desvanece al comprobar que siguen bien.
Ha pasado otro temporal fortísimo con
vientos casi huracanados y fuertes chaparrones. El toldo de nuestro
jardín tras su paso, ondea como una vela rota herida de gravedad, y
a mí también me preocupan ahora los pajaritos pues considero que
forman parte de mi vida, y deseo su bienestar.
Él lo primero que hizo al levantarse y
antes de desayunar, fue comprobar que el nido seguía allí con sus
huéspedes a bordo como una nave abriéndose paso entre esquirlas de
madera, soportando los coletazos del viento que aún no se rinde a
abandonarnos y se retuerce como un gato furioso. Ensancha la sonrisa
al contármelo, son unos luchadores, me dice, y por eso son
afortunados. Al disfrutar de esta y otras maravillas que componen la
vida se considera dichoso, y por eso desea siempre buena suerte,
porque envuelve con creces un buenos días.
La buena suerte recuerdo que me la han deseado cuando he ido a competir, y yo también la he deseado a otros cuando tenían exámenes
ResponderEliminarEs un añadido una fuerza extra más, a todo el esfuerzo a todo el cuidado que pones cuando quieres que algo ocurra.
Agradecidisima siempre de escucharlo a alguien.
Es cierto, cuando te dicen buena suerte no sólo te regalan un deseo de bienestar, sino que te infunden confianza para realizar lo que te propongas.
EliminarEl personaje del que hablo existe y siempre me saluda con esa frase. Me pareció brillante la primera vez que me lo dijo.
Siempre es muy grato leer tus escritos.....muchísimas gracias
ResponderEliminarLas gracias, son como la buena suerte, transmiten gratificación y chispa... y yo agradezco que leas mi blog y tengas un ratito para comentarlo.
EliminarBesossss
Me ha gustado mucho, Flor. Todos los hechos de la vida se entremezclan y unen influyendo en los que los vivimos: tú, el señor de la buena suerte, los pajaritos, y ahora yo. Gracias por transmitirlo... y ¡buena suerte!
ResponderEliminarGracias Isa, me complace mucho ser capaz de transmitir lo que siento, que no es fácil, y sé que me queda un largo camino para llegar a tu altura, pero espero que la buena suerte siga a mi lado. Besosss.
EliminarLas ilustraciones en esta ocasión las realicé con acuarela, rotulador y el toque digital que les doy siempre.
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