viernes, 4 de mayo de 2018

Buena suerte

La suerte es involuntaria e impredecible, pero la buena suerte, eso es otra cosa; para disfrutarla necesitamos provocar los acontecimientos que la ocasionan, de manera que es preciso cultivar nuestro ser y nuestro entorno para sembrar los antecedentes, y estar pendientes de sus brotes para no dejar pasar por alto los frutos, y perder la oportunidad que la buena fortuna nos brinda. Pienso que la buena suerte la componen pequeños gestos y vivencias que nos ofrece la vida, y creo también que lamentablemente, habrá quien jamás será capaz de verlos y o que se niegue el placer de disfrutarlos.

Recién mudada al barrio, me levanté para estirar la espalda mientras trasplantaba unas flores y entonces lo vi por primera vez. Con una sonrisa sobre su cara redonda y amable, me saludó con un buena suerte y un leve toque de su mano sobre el sombrero. Me dejó desconcertada y pensé que lo decía porque no sabía qué comentar, pero me equivocaba, su paso ante mi puerta es ya rutina y su particular saludo también. Camina ligero para su edad dando pasitos cortos, acompañado de un bastón que lleva consigo porque le da seguridad. Eso lo supe después, cuando intercambié más de una frase con él.

El otro día me dijo que desde hace unas semanas, cuando llega a casa lo primero que hace es sentarse en la cocina, a tomarse un tentempié caliente con unos agradables vecinos, unos pajarillos que han construido el nido en un pequeño arbusto junto a su ventana, entre un complejo entramado de ramas sin hojas; de manera que por ventura puede avistar su ir y venir y oír claramente su piar sin importunarlos. Contemplar este trajín ahuyenta su soledad, le alegran la vista y el oído y le hacen feliz.

El caso es que le produce un efecto hipnótico, como el que sufrimos al contemplar desde un punto estratégico, la evolución de cualquier obra arquitectónica en construcción, donde podemos pasarnos horas mirando el quehacer ajeno valorando su progreso.
En la cocina, en cuanto escucha el canto, desvía la mirada hacia el cristal pues la llegada o salida del nido es inminente. Un cosquilleo inquieto le recorre el cuerpo al verlo aparecer y el punto de tensión que se produce en cada himpás entre trinos se desvanece al comprobar que siguen bien.

Ha pasado otro temporal fortísimo con vientos casi huracanados y fuertes chaparrones. El toldo de nuestro jardín tras su paso, ondea como una vela rota herida de gravedad, y a mí también me preocupan ahora los pajaritos pues considero que forman parte de mi vida, y deseo su bienestar.
Él lo primero que hizo al levantarse y antes de desayunar, fue comprobar que el nido seguía allí con sus huéspedes a bordo como una nave abriéndose paso entre esquirlas de madera, soportando los coletazos del viento que aún no se rinde a abandonarnos y se retuerce como un gato furioso. Ensancha la sonrisa al contármelo, son unos luchadores, me dice, y por eso son afortunados. Al disfrutar de esta y otras maravillas que componen la vida se considera dichoso, y por eso desea siempre buena suerte, porque envuelve con creces un buenos días.



7 comentarios:

  1. La buena suerte recuerdo que me la han deseado cuando he ido a competir, y yo también la he deseado a otros cuando tenían exámenes
    Es un añadido una fuerza extra más, a todo el esfuerzo a todo el cuidado que pones cuando quieres que algo ocurra.
    Agradecidisima siempre de escucharlo a alguien.

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    1. Es cierto, cuando te dicen buena suerte no sólo te regalan un deseo de bienestar, sino que te infunden confianza para realizar lo que te propongas.
      El personaje del que hablo existe y siempre me saluda con esa frase. Me pareció brillante la primera vez que me lo dijo.

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  2. Siempre es muy grato leer tus escritos.....muchísimas gracias

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    1. Las gracias, son como la buena suerte, transmiten gratificación y chispa... y yo agradezco que leas mi blog y tengas un ratito para comentarlo.
      Besossss

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  3. Me ha gustado mucho, Flor. Todos los hechos de la vida se entremezclan y unen influyendo en los que los vivimos: tú, el señor de la buena suerte, los pajaritos, y ahora yo. Gracias por transmitirlo... y ¡buena suerte!

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    1. Gracias Isa, me complace mucho ser capaz de transmitir lo que siento, que no es fácil, y sé que me queda un largo camino para llegar a tu altura, pero espero que la buena suerte siga a mi lado. Besosss.

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  4. Las ilustraciones en esta ocasión las realicé con acuarela, rotulador y el toque digital que les doy siempre.

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