lunes, 4 de diciembre de 2017

Navidad 2017_2018_El regalo



Las relaciones entre los adultos son difíciles. Cuando la niñez queda atrás perdemos espontaneidad, fidelidad e inocencia. Encontrar el modo de mantener una relación sin que se vuelva monótona depende de cada uno de nosotros y de muchos pequeños detalles diarios. El más importante a mi modo de ver, es demostrar afecto con gestos que no se pueden comprar como abrazar y sentir que te abracen cada día. 

-¿Qué regalo pides en éstas fiestas? Preguntó la pequeña cogiendo sus manos- La abuela sonrió y le dijo: Mnnn. Creo que necesitamos una historia,- y acto seguido la sentó sobre sus rodillas y la niña parpadeó atenta.

Se acercaba la fecha y ella se mostraba ansiosa como una cría. Desde días antes anunciaba radiante que iba a cumplir años. Siempre fue así, desde la niñez, pero se acentuó tras unir su vida a la de él, y de eso hace ya muchos años.

Él era carismático, cariñoso y despistado, también a veces algo huraño y además imprevisible. Vivía convencido, de que un ser divino por alguna extraña razón le había bendecido, al permitirle encontrar una mujer como la suya, tierna, alegre y que le amaba. A pesar de los años transcurridos juntos, le aleteaba el alma y sonreía siempre que pensaba en ella, y eso ocurría a menudo.


Llegada la fecha, esperaba el momento como en un ritual, para dejar sobre la cama su regalo, que invariablemente era el mismo. No era un paquete, ni iba envuelto en papel de regalo. Era un sobre en blanco que contenía un papel con una frase manuscrita, que siempre empezaba de la misma manera: “Vale por un viaje a…” Y allí empezaba la ensoñadora magia.
En cuanto ella lo abría corría hacia la mesa de la cocina y él la seguía con una mueca de satisfacción y un gran mapa bajo el brazo. Entonces, sentados uno junto al otro, con dos tazas de té humeantes planificaban el viaje desde su comienzo. Ella lo abrazaba y besaba y él feliz se dejaba hacer, correspondiendo con las muestras de afecto.


En la mayoría de las ocasiones no iban a ninguna parte pues surgían gastos inesperados o algún problema; pero lo fantástico del regalo era el sueño compartido. Una manera de vivir momentos juntos fuera de la rutina diaria. Al principio seguían el recorrido con el dedo sobre el mapa y apuntaban pueblos y ciudades que buscaban luego en enciclopedias. Más tarde con internet, la búsqueda había ganado riqueza de datos y fotos actualizadas. Además seguían leyendo en voz alta los detalles y explicaciones de cada lugar e imprimían lo que les parecía relevante. Discutían posibles recorridos y el tiempo que dedicarían a cada lugar. No era una planificación inflexible, todo lo contrario, si llegaban a realizar el viaje, en la mayoría de las ocasiones no seguían lo planeado. El encanto residía en vivir la aventura imaginando, transportándote al sitio, caminando entre sus gentes y conociendo sus costumbres. Luego todo volvía a la cadencia habitual, pero paladeando esa sensación dulce que te dejan los buenos momentos. 


-¿Y ya está? protestó su nieta, -pues sí, ya está. ¿No es fantástico viajar? La mayoría de las veces, el mejor regalo es sentir que viajas.- Le respondió mientras la abrazaba.

En estas fechas en las que tenemos por costumbre reunirnos con familiares y amigos, todos añoraremos a seres queridos, algunos pasaran las fiestas en hospitales, otros enfermos y más de los que pensamos lo harán trabajando, para tod@s un entrañable abrazo.  

Deseo para este año 2017 que termina y el 2018 que comienza: Que tod@s, en todos los lugares del planeta podamos viajar la vida y saborearla.
Felices Fiestas
dibufloren