lunes, 5 de septiembre de 2016

Mago de sueños



A todos alguna vez se nos ha escapado algo de entre las manos que no podemos evitar, incluso más de una vez, puede ser un gesto, una palabra, un movimiento... En ocasiones sólo nosotros somos conscientes de ello, pero es suficiente para mortificarnos porque sentimos que nos falla nuestro propio dominio. Por suerte, la mayoría de las veces vencemos ese impulso y todo queda controlado.

Sueña que está en la playa tumbado sobre la arena caliente y las suaves olas que van llegando le acarician los dedos de los pies semienterrados, de pronto una ola más fuerte lo cubre hasta el pecho y se despierta sobresaltado. Aprieta los puños y la boca, y es consciente, se ha meado otra vez en la cama.


La llegada de la noche es su mayor pesadilla, y llegado el momento, teme dormirse porque no quiere volver a soñar, aunque la mayoría del tiempo el cansancio le vence. Además, le da miedo la oscuridad, no puede evitar cerrar los ojos muy fuerte y taparse hasta la cabeza con la sábana para protegerse de los monstruos que pululan de noche por doquier. Todos le dicen que ya es mayor y debe controlar su vejiga, pero ¿cómo evitar los sueños y los miedos?

No quiere decírselo a mamá o papá que siempre están estresados y ahora además, preocupados con lo que le pasa. Él lo nota en las miradas y los suspiros mientras retiran las sábanas mojadas, pero qué puede hacer, aunque algo haya crecido, no deja de ser un niño y al menos ahora sabe, que el pipí se le escapa cuando sueña con algo líquido.


Lleva días dándole vueltas en su cabecita y por fin decide explicarle el problema a su hermana mayor, que sólo tiene un par de años más que él, pero que es muy lista. Total, no tiene nada que perder. Ésta, tras pensarlo durante una mañana que a él le pareció eterna, le propone primero, meterse en la cama con su juguete más valiente y su espada láser para sentirse protegido, y segundo, convertirse en mago controlador de sueños, para ello, cuando se vaya a dormir, su último pensamiento debe ser el de despertarse cada vez que sueñe con agua. Eso es, pensó entusiasmado, ¿cómo no se le había ocurrido antes? y le dió un fuerte abrazo a su hermana. 

 

Y funcionó, sí, como lo oyes, eso sí, tras mucho empeño. Solventado el problema nocturno, siguió perfeccionando otras técnicas en el mundo de la fantasía hasta hacerse mayor, transcurso durante el cual, se convirtió en el gran mago de los sueños.