miércoles, 10 de septiembre de 2014

El ocupa


Esta pequeña historia sucedió este verano, y aunque está inspirada en un hecho real, no deja de ser una creación y como tal debe ser disfrutada. He evitado utilizar nombres propios o comunes, salvo el de la localidad donde se produjo.



Vivía de manera sosegada y sin sobresaltos. Había encontrado un lugar agradable donde dormir que resultaba bastante calentito en invierno, con fácil acceso a la comida que podía necesitar y aunque a veces oía tras su cobijo un poco de jaleo, la verdad es que en aquella casa se sentía bastante seguro y tranquilo. No era de su propiedad, pero a quién le preocupaba eso.


Solo había algo que le molestaba terriblemente, las fuertes sacudidas que se producían sin causa aparente y que en ocasiones le despertaban. Las precedía un ruido metálico como el que produce algo al caer, que en ocasiones venía acompañado de todo un repertorio de improperios. Al principio lo asoció a alguna fuerza sobrenatural como los terremotos, pero no terminaba de convencerle, después pensó que quizá venía asociado a que la casa estaba muy cerca del metro. ¿Pero no resultaba demasiado exagerado? Al final pensó que quizá fuera la rabieta de algún ente, no estaba muy puesto en temas esotéricos, el caso era que escapaba a su entendimiento y empezaban seriamente a preocuparle.


La gota que colmó el vaso se produjo a media mañana, un día que dormitaba después de haber desayunado un paquete completo de galletas. Despertó asustado con el envoltorio de las galletas por encima y trozos de las mismas por doquier, se oían gritos y ruido de llaves. Alguien estaba ante la puerta de la casa intentando abrir. Su instinto, que rara vez se equivocaba, le avisó del peligro, así que preparó una bolsa con lo imprescindible, se escondió lo mejor que pudo y se quedó muy quieto y alerta.

Desde su escondite observó como un fogonazo de luz inundaba de claridad la habitación al tiempo que la puerta se abría y unas manos comenzaban a tirar por el suelo toda la comida que estaba en los estantes al tiempo que gritaban toda una retahíla de tacos que un caballero, aunque sin techo, no debe nunca repetir. 

Aquello se estaba poniendo muy feo. Tenía que huir. El atacante era mucho más grande que él, parecía violento y al paso que iba no tardaría en encontrarlo. Por experiencia sabía que los ocupas nunca son bien recibidos y de sabios es salvar el pellejo cuando se presente la ocasión, que tiempo habrá de planear el contraataque. Así que aprovechando un descuido del intruso puso pies en polvorosa. Mientras corría, oía tras de si, gritos y zapatazos, y por el rabillo del ojo vio cómo la gente empezaba a agruparse atraídos por el espectáculo y sintió varios flash. Estaba claro que alguien quería aprovechar el acoso al que se veía sometido como noticia, pero para entonces, ya corría con una sonrisa en los labios por las vías del metro como alma que lleva el diablo, dispuesto a la búsqueda de un nuevo hogar.


En las noticias del día siguiente, aparecieron fotografías en periódicos, vídeos en televisión y en web, de un ratón dentro de una máquina expendedora:


BARCELONA
Un ratón se cuela en una máquina de comida del Metro de Barcelona
ABC.ES / BARCELONA
"La máquina, ubicada en Sants, ha sido vaciada, limpiada y desactivada. La empresa responsable dice que es la primera vez que ven un caso así pues las máquinas están blindadas y ..."


    TMB investiga cómo se coló un ratón en una máquina expendedora ...
Día 23/07/2014 - 20.44h
"La empresa de transporte investiga el hecho después de difundirse un vídeo en las redes sociales..."