domingo, 25 de mayo de 2014

Carta: Despedida


Querida mía: 

Cuando leas estas letras probablemente ya estaré lejos. Perdóname y no llores, ya sabías que tenía que irme. Pagan bien y nos hace falta el dinero. Sé que no estas de acuerdo y que temes que no regrese, pero debo hacerlo, no podemos seguir malviviendo de esta manera y sin trabajo. No puedo quedarme, te lo repito y me lo repito para tomar conciencia y darme fuerzas porque si me paro a pensarlo no podré decidirme. 

Donde voy no tendremos cobertura en muchas zonas y no sé cuando podré aprovechar para cargar el móvil. Así que me llevo las últimas fotos que nos sacamos, no te extrañes, sé que no son recientes pero me gusta mirarte en la que apareces sentada entre la hierba. Sonríes ampliamente y tus ojos reflejan la luz de aquella tarde. Necesito tener algo tangible, quiero recordarte siempre así, sonriendo mientras me miras. 

Estas últimas semanas, en las que me decías que estaba raro y pensativo, no era más que la intención de  aprovechar los momentos como una esponja que absorbe el agua. El tiempo nos ha acompañado y me llevo el alma llena de buenos recuerdos: La brisa del mar, las olas rompiendo con furia contra las rocas, la imagen recortada contra el cielo de los majestuosos acantilados, los valles salpicados de casitas de colores, los verodes verdes entre la lava negra, el olor que desprende el bosque de eucaliptos, las risas con los amigos, las charlas con mi padre y tu mirada sosegada.

No sé cuánto estaremos fuera, el contrato es por dos años pero calculo que en un año o un poco menos, podamos volver a vernos. En cuanto pueda tomarme un respiro y esté seguro de que las cosas marchan bien, te escribiré todos los días, ...ja, ja, ja, como hacían nuestros abuelos y te enviaré las cartas todas juntas en un mismo sobre cuando nos acerquemos a alguna población con servicio de correos, de manera que si al principio tardas en tener noticias mías, no te alarmes ni pienses lo peor. Somos bastantes, un grupo grande, te iré hablando de todos poco a poco, a algunos ya los conoces, así que nos vigilaremos las espaldas unos a otros al principio, hasta que cada uno salga hacia su destino. No tiene por qué pasar nada y no te inquietes con la información que dan en la tele; además llevamos seguridad, que en el fondo son los que se encargan de todo. 

Y ahora sécate esa cara, que sé que sigues llorando. Coge la toalla, acércate a la playa con la vecina que eso no cuesta dinero y tumbada al sol, cierra los ojos y piensa en vivir día a día hasta mi regreso. Yo sueño con ello desde ahora. Me ayudaran a seguir el camino hasta entonces muchos pequeños detalles que llevo en la memoria como si de una maleta se tratara y aunque parezca mentira todos son agradables, quizá porque creo que recordar malos momentos es perder el tiempo; pero sobre todo llevo grabado en el corazón la suavidad de tu piel, la gracia con que sujetas ese pelo rebelde, tu forma de caminar, de moverte y de reír. No dejes nunca de hacerlo e intenta ser feliz.

Y lo más importante, no olvides que te quiero y espérame si puedes.



1 comentario:

  1. Las ilustraciones están realizadas con flores y hojas secas, bolígrafo y lápices de colores.

    ResponderEliminar